LIBRO VII
Día que se convierte en Vida: 2/5/99
Por que en ti encuentro refugio
donde el sol abrasa
y la lluvia inunda,
mi alma se cobija
bajo la sombra de tu mano
que es la sombra que me guía
y no aquella que me sigue
por que ésta tropieza ante la fragilidad de su envoltura
como gota que se rompe
al caer sobre la roca
pero que en su pasmosa rutina
va formando una estructura
apoyada en ti,
al igual que el oído de mi corazón
al escuchar el susurrante silbido que de tu mirada se observa;
Así
sangrante
ante el pesar de la muerte
y la alegría de la salvación
que por tu bondad
nos entregaste
a nosotros
pecadores hasta lo humano
santos hasta lo divino
que a través de tu espíritu
derramaste sobre tu pueblo,
Oscuro ante la amargura de la noche,
aquejado bajo la soledad
que tras de ti,
como la nieve llegó,
pura y blanca
en lo visible,
pero fría y profunda
en lo invisible del sentido;
profunda ha de ser la soledad
que provoca ese silencio interior
al estar junto a ti,
porque sólo el Señor basta
y sobran las barreras
que ante ti ponemos
para caminar en el sendero
que de tu sabiduría y humildad has creado,
Sendero de la vida
a la cual llegamos
después de esta mortificación del día a día
que como buen pastor pasaste antes que tus ovejas.